jueves, 12 de noviembre de 2009

sin titulo

Quisiera contarte lo que soñé
una noche calurosa sin estrellas,
sin luna plateada
ni nubes en el cielo
que pudieran esconderla.
Un sueño donde no existían
ni días ni noches,
donde no había nada,
ni valles, ni ríos, ni montes.
Soñé que ni yo mismo allí estaba
que carecía de dolor y memoria,
que de mí solo quedaba el alma.
Soñé que encontré
la felicidad del vació,
la paz de la nada,
la belleza del silencio.
Pero soñé que me faltaba el aire,
que anudada estaba mi garganta,
que se me escapaba la vida
con el aliento que no exhalaba.
…y llegó tu voz.
Llegó el “te quiero”.
Llegaste tú; mi amor.
Contigo llegó el final
de mi sueño.
Llegó lo único que
realmente necesitaba…
…Al despertar me diste un beso.

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