martes, 23 de diciembre de 2008

Una lágrima es el comienzo...



Una lágrima es el comienzo
del quiebro de un papel en blanco
¿Por qué lloráis? – Pregunta la luna
¿Por qué no hacerlo? – Responde mi mano

El papel añora ser pergamino,
la tinta envidia manar del tintero
y ser recogida por la pluma
de un bello cisne altanero.

Dejad pues, al poeta liberarse
del obstinado “día a día”,
pertinaz sepulturero de sentimientos
impropios de exponerse o no a la vista.

Presto ha de pagar la deuda
de disfrutar este poema.
Si quiere mantenerse cuerdo
ha de reírse de sus desgracias
sin ninguna clase de respeto.

Que se regocije en sus alegrías
que grite (a solas) sus secretos.
Que afile su guadaña la Parca
y con ella corte el cálamo
Con el que escribo estos versos.

(...)

Una lágrima es el comienzo
y su seno son las gracias
aunque desventuras no me faltan
pues al arca siempre le falta dinero.
El tiempo es fugaz y escaso,
¿la salud?; de eso también me mofo
pues cuando me río me falta el aire
y también me falta cuando toso.

Pero el amor, dile poeta,
dile a la luna
que aunque la mano se pudra
por el pasar de los siglos
bajo la tierra,
El amor ni me sobra ni me falta,
para la eternidad, la copa esta plena.

Así pago la deuda,
que más que con mi cordura,
la saldo con mi amada,
a la que todavía le adeudo mi alma,
por mucho más
que la heridas que me cura,
que las tristezas que me quita,
que las desgracias que me roba,
o cualquier cosa que me desagrade
y que ella extravía sea
con una caricia,
con una mirada
o con una sonrisa.

Amor mío; solo vida
con vida se paga
(y el resto de la mía
Es tuya).

Ramón Ríos
Jaén 29 de Enero del 2007


.

jueves, 18 de diciembre de 2008

LO SIENTO


Por un momento, sí,
por un momento.
Por un momento fue
mi locura tu aliento.

De mis labios fue aquel brillo
que mi alma quiere olvidar.
No es un mero capricho,
Le tengo miedo a la verdad.

No hablabas entonces conmigo
cuando por un febril descuido
exhalé un inesperado suspiro.
Desde entonces es mi mayor obsesión.

Deseé besarte, sí,
deseé besarte.
Un latido del corazón
quiso que te adorase.

¿Por qué quiso Dios
permitirme encontrar
la amistad que tantos años ha que anhelo
y la enlaza con cuerdas de pasión
que por el dolor de un estancado amor
tanto temo?

Lo siento por tenerte tan cerca
y sentirme tan lejos.

Lo siento por no ser un principe
que vive del cuento.

Lo siento por ver en ti un cielo
pero creerme parte del infierno.

Lo siento por las verdades
que aquí te dejo.

Lo siento por tener tu amistad
y por perderla tenerte miedo.


_

miércoles, 17 de diciembre de 2008

CUERVO


Ven cuervo y nada más.
Ocúltame entre tus alas y esconde mi alma
En el lado oculto de la muerte y de la vida,
Para el latido de un corazón desesperado
Que se Ahoga en el mar de la agonía
Por haberla perdido a ella,
Por haber escuchado “volveré pronto” a su partida.
No la dejaron, el deseo tornado en mentira…
¡Oh! Implacable furia.

Ven cuervo y nada más.
Destroza con tus plumas el tiempo.
Hazme capaz de sentir su dolor.
Empápame cual sangre con él las manos
Como heridas abiertas que solo cicatrizaran
Cuando aquellos que me la robaron
Griten por ello, el lamento mas angustiado.

Ven cuervo y nada más.
Y no me dejes volver al seno de la tierra.
Prohíbeme la entrada al cielo, al averno o al Estigia
Hasta la consumación de mi amor y mi venganza.
Permíteme devolver el equilibrio a la balanza.
Consiénteme ser el avatar de su aliento,
De mi destino, de la destrucción,
De todo final y todo principio.

Ven cuervo y nada más.
Y grazna amenazante la overtura
En “mi” mayor locura (abismo creciente),
Y yo aullaré la melancólica sinfonía
Hasta que llore lágrimas negras
Que marquen surcos en mi tez sin vida,
Blancuzca y tétrica con una sonrisa,
También negra como maquillado bufón sin gracia,
Ni terrenal ni divina. ¡Que más da!,
Mientras llore y a la vez sonría…

Ven cuervo y nada más.
Y arráncame esta vida que no quiero.
Deja en mi tumba el calor de mi cuerpo.
Saca mi alma del cementerio.
Déjame los recuerdos y la compasión
Que permita el perdón de aquellos
Que humanamente puedan ser perdonados
Y Se arrepientan del dolor que infligieron.
Por ellos una oración
Pero Para los culpables; la desolación del infierno.

Ven cuervo y nada más.
Que en esta noche insondable
La lluvia y sus sombras serán mis aliadas,
El tormento de su expiración mi bagaje,
Las aguas del leteo serán rechazadas
Tanto para mí como para ellos,
Para vergüenza de los dioses que lo permitieron.
Ahora atraviésame con tu pico el corazón
Mientras grito sollozante:
¡Nunca más, mi Amor!
¡Nunca más!